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jueves, 23 de junio de 2011

Ya no me da miedo llorar con la puerta abierta


Ya no me da miedo llorar con la puerta abierta, simplemente porque todo el mundo ha sido espectador de mi llanto ahogado, de lágrimas de felicidad o de impotencia. Y ahora que saben cómo me llego a sentir, ¿para qué voy a seguir engañándome? Me da miedo afirmar o desmentir si estoy bien o mal, simplemente creo que a ratos no estoy. Me castigo, oh, ya creo que lo hago, pero de poco sirve si a los dos días se me olvida que estoy viva y todo lo que tengo. Y pienso, me machaco, me lo incrusto en el cerebro, quitándome el derecho de merecerme la más ínfima de las cosas que me... ¿pertenecen? Nadie está obligado a estar a mi lado y aún lo están. "Te adoran". Me adoran. Me quieren y les gusta que esté en sus vidas. ¿Acaso somos conscientes al 100% de lo que eso significa? El orgullo me nubla la vista y empiezan los chubascos en mis pestañas.

Parece que no pueda sentirme bien. No me siento bien cuando soy una idiota desagradecida, pero tampoco cuando me doy cuenta de todo lo que tengo, porque me doy cuenta de cuánto he desaprovechado el tiempo, de que no todos estaremos hasta el día en que muramos. Ni yo ni él ni ellos. Y hay que amar por encima de todo. No todo se resume en sexo, en pasar de lo establecido, se trata de que cuando mueras puedas sonreír por haber disfrutado plenamente de tus días, haber hecho partícipes a todos los tuyos de cuánto los quieres. Y si ellos supieran todo esto... Pero es demasiado difícil sincerarse a estas alturas.

La luna se refleja en mi cara, otra noche más. Nívea, llena de esperanza, me promete que aún estoy a tiempo de ser quien realmente quiero ser, de intentarlo una vez más.
Quizás es que estoy más bajo tierra de lo que creía, pero siempre habrá una mano en la que agarrarse.

Es tiempo de cambiar.
¿Por qué cambiar la canción? Me gusta esta banda sonora. Y no, no digas que es triste, porque no es así. Es... sentimental, ñoña, sí, bueno, ya me conoces, pero está cargada de emociones, de estar rota por dentro pero empezar a recomponer tus piezas. Está llena de nuevas oportunidades. Y, sobre todo, está llena de perdón a uno mismo.

Para que los demás te perdonen, empieza por perdonarte tú mismo.

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Noche complicada, llena de lágrimas, confesiones y dolor de cabeza. Pero aún así lo necesitabas. Saca toda la mierda que llevas dentro y recíclate. Respira lentamente, deja que se encharquen tus pulmones de desengaño y expúlsalo por la nariz, convirtiéndolo en perfume de esperanza. Una nueva fragancia que inundará tus días a partir de hoy. No más tormentas, deja que el sol aparezca una vez más.

http://www.youtube.com/watch?v=gMfP4Ps_M8c&feature=player_embedded
No podía ser otra :)

Y a ti... ¿qué te digo? Joder, las gracias se quedan absolutamente de lado, porque necesito más de tres vidas y media para darte lo que mereces.
Te amo, siempre, cariño.

sábado, 18 de junio de 2011

The beast you've made of me

Odias el verano. Odias el calor. Odias los insectos. Odias no poder dormir. Odias marearte cada vez que sales a la calle. Odias las palpitaciones. Odias comer. Odias la ropa minúscula y ajustada. Odias los bikinis.
La apatía se mezcló con el asco y entonces nació tu nuevo yo. Bienvenida, Olga, al infierno más utópico. Bienvenida al trueque de la belleza.
Es sencillo: tú no comes, tú te mientes y mientes a los demás, tú vomitas, tú te odias, tú te mueres; y nosotros te daremos lo que los demás quieren que seas. No leas la letra pequeña, no te interesa. Los daños colaterales te serán indiferentes cuando estés en la tumba.



Y aún así, aceptas sin más. Tus lágrimas distorsionan la visión que tienes de ti misma.
Gorda. Sebosa. Foca. Das asco. Muérete.



Primer día.

Te encuentras radiante, alegre, pero, sobre todo, FUERTE.
Desayunaré por el camino, mamá. ¡Llego tarde!


Lo tiras en la primera papelera que encuentras.
En las clases estás de mejor humor. Y crees sentirte incluso superior a todos los demás. Es tu secreto y no saldrá de tu estómago.
Recreo.

- ¿No almuerzas, Olga?
- Es que con las prisas me lo he dejado en casa.
- ¿Quieres del mío?
- No, gracias, no tengo hambre.

Vas a casa corriendo. Todo el deporte que puedas hacer te beneficiará.

- ¡Olga, a comer!

Tu corazón se pone a quinientos por hora, te va a estallar. Un nudo en la garganta y sudores.

- ... Voy.

La fuente estaba rebosante de carne de cerdo, salsa de pimienta y patatas fritas. Se te hacía la boca agua de sólo olerlo, así que necesitabas una nueva técnica para no parecer una cerda en busca de cualquier trozo de comida, como tus padres o tu hermano.

Calorías. Cuenta calorías, suma, multiplica, exagera.

- Mamá, yo no quiero comer, no me apetece.
- Tienes que comer, aunque sea poco.
- Bueno, está bien, pero poco.

Música del móvil, puerta cerrada con pestillo, pelo recogido, mucha agua en tu estómago y los dedos mojados. La primera arcada te asusta: no esperabas algo así.
Acabas y te sientes bien, muy bien.
Sólo tienes que seguir así.





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Volvió Olga. Hace tiempo escribí sobre ella y he pensado que voy a seguir su historia, al menos, unas cuantas veces más.

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Music: Howl - Florence and the machine
Cosmic Love - Florence and the machine

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¡Te quiero, cariño!:)
TSSSSSSSSSSSSSSSP!