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sábado, 5 de marzo de 2011


Necesario... ¿Quieres saber qué es realmente necesario? Es algo por lo que me ahogo al callarlo, al encerrarlo en mi paladar. Y no significa que lo sienta menos, pero me da miedo que las palabras dejen de tener sentido y significado, que se borre el sentimiento que despierta y que deje de robar sonrisas. Que ya no me tiemblen las piernas si lo escucho o que tu piel no se erice al susurrártelo al oído. Que nuestro corazón no arda al recordarlo y se apodere de él la indiferencia. Pero lo que siento al verte es demasiado puro, es demasiado el miedo a que no estés, a que no lo sepas. Que lo olvides una sola milésima es más que suficiente para dejar de contenerme estas ganas de gritar. Y siento que me tiemblan las piernas, pero esta vez porque sé que voy a caer en este agujero, que no puedo evitarlo, no sé ser más fuerte. Y te miro, te siento o te imagino, y todas las razones que he conseguido amontonar para evitar hablar se van con tu brisa, como si de papeles tratase. Me sudan las manos y aún siguen siendo hielo. Me muerdo los labios, capaces sería de arrancarlos. Y ahí estás... quieto, mirándome, apacible, efímero. Y no sé si es este miedo a que desaparezcas a la de tres, pero te grito lo inevitable. Y no es más que un te quiero ahogado, pero un te quiero que nadie más ha llegado a sentir.
Pero, si algún día eso perdiese la credibilidad, no importa, inventaré las palabras que sean necesarias.

.......
El romanticismo se apodera de mí un sábado eterno.

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