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domingo, 27 de febrero de 2011

Ansias de libertad


El viento choca con tu cara, al igual que el mar en las rocas. Para que luego digan que el dolor no te hace recordar que estás viva. Te preguntas por qué el tiempo está tan revuelto y los árboles parecen gritar de dolor. Se zarandean. Y comienzas a bailar con ellos. Cuando cierras los ojos no puedes ver más que dedos señalándote, acusándote, juzgándote. Te duele, porque estás viva. "Pero no merece tanta atención, ¿verdad?". Las dudas boicotean tu mente y la taquicardia brota en tu interior. La certeza de que has hecho daño y no lo pretendías; el miedo a haberte equivocado. Pero la tormenta que ha nacido en el fondo de tu ego siempre se serena con el tacto. Una mano caliente se posa en tu hombro. Una palabra de apoyo sobre tu oído. Las ganas de conseguir lo que se quiere. Todo ello es más importante, porque no siempre la felicidad viene de la mano de lo correcto, y la vida es demasiado corta como para castigarte más por el pasado. "Confía en ti", se convirtió en tu lema.

Y, de pronto, comienzas a entenderlo algo mejor.
- Puede que aquí el viento parezca furioso porque, a mil kilómetros de mí, alguien ha desplegado sus alas.


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La fotografía es de hoy mismo. Mi preciada cruz ankh sobre mi tatuaje. En serio, cuanto más lo veo, más me gusta. Soy yo plasmada en un tatuaje. Cómo me alegro de habérmelo hecho.

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